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Quien soy

Ahora, ya adulta y con una profesión a mi medida, recuerdo con ternura mis primeros intentos – allá por los años 70 – de emular a mi padre, insistiendo en que me enseñara todo el inglés que sabía después de vivir 3 años en Estados Unidos. Resultó que en poco tiempo tuve mi primera oportunidad de comunicar con los hijos de amigos de la familia, americanos…la suerte estaba echada y mi destino – por decirlo así – señalado: bachillerato lingüístico (con felicitaciones del comité de exámenes por el alto nivel de idiomas logrado), licenciatura en lenguas extranjeras y, sobre todo, muchos meses en el extranjero (en realidad más de 4 años) practicando inglés, alemán y español.

Después de muchos años aún siento una pasión visceral no solo por las lenguas que domino, sino por todos y cada uno de los aspectos concernientes la cultura de los países en que se hablan: incluso estudio las expresiones faciales y muchas veces también los movimientos de los labios de mi interlocutor extranjero y, sin darme cuenta – en un proceso completamente intuitivo e inconsciente – los imito, tanto es así que infinidad de veces me dicen: “pareces una auténtica alemana (o española, o inglesa) cuando hablas…¡usas sus mismas expresiones faciales!”